jueves, 8 de septiembre de 2016

TODAS ESTAMOS LOCAS... LO QUE SE PERDIÓ EN EL CAMINO

" Por lo General, las mujeres de Ensueño son una Ilusión Óptica" 
Peter Alexander Ustinov




"Todas estamos locas, todas, acaso crees que soy la única, y de hecho, hay muchas peores que yo"...
Esta fue una de las ultimas cosas que me dijo mi ex, Pal, antes de separarnos.

Antes de que alguna mujer defensora del género venusiano a ultranza me satanice, debo aclarar lo que leyeron arriba; esas son las palabras de una mujer.

No es la única, una de mis jefas, chef de profesión, también lo ha aceptado: La verdad, es que las mujeres estamos bien locas, queremos lo que no existe y despreciamos lo que podemos tener bien, queremos tener todo y no aceptamos nada, es como un deporte para nosotras".

Bueno, asi son, que le vamos a hacer, asi las amamos, con todo y su locura, y lo peor es que cuando ya has tenido un buen número de chicas en tu cuenta, como es mi caso, te das cuanta al final que todas, absolutamente todas, se comportan igual, la morena y la rubia, la alta y la bajita, la delgada y la obesa, la ejecutiva y la barrendera, todas, absolutamente todas, piensan igual, y uno corre el riesgo, a imitación de nuestras bellas compañeras, de caer en el cliché de decir "todas son iguales", y es cierto, todas son iguales, solo que caemos atrapados en las faldas de algunas porque tienen algo que nos gusta más que lo que encontramos en otras, o están más buenas, o están más lindas, o son más interesantes, o son más livianas de cascos, o son más intelectuales, o tienen pechos mas grandes, o su plática nos atrapa, o son todo un reto, o sencillamente tienen un no se que que que se yo.

Pero todas, absolutamente todas, con el tiempo, piensan igual, actúan igual, y se comportan igual, tener una u otra chica al final es repetir la historia, solo que con un actor diferente.

Aún así, nunca me negaría a relacionarme con ellas (si con ustedes), son una necesidad adictiva, al final aquella me dará los mismos problemas que esta,  me exigirá lo mismo por lo cual discutí con aquella otra, y se enojará por las mismas razones que la anterior, ¡pero que diablos! ni por todo ello me privaría del placer de disfrutar de l voluptuoso movimiento de labios que tiene aquella al hablar, o del agradable andar acompasado de aquellas caderas bien torneadas por el ejercicio, o de las tentadoras piernas de aquella ejecutiva con falda, o de la interesante conversación de aquella intelectual que todo lo mira con especial filosofía, o de la rebeldía de aquella otra  que va contra el sistema, de aquello lo físico, de esta otra lo intelectual, y de todas un poco de ambas.

Asi que hay que hacer frente a la realidad, aunque todas estén cortadas por la misma tijera, al final caerémos en sus delicados y finos brazos, ansiando sentír el calor de su regazo, y de su vientre.

Volviendo al inicio de este escrito: al final, hace ya algún tiempo, me separé de mi ex, la cosa terminó algo mal, con reproches y reclamos, no fue mala decisión, ya habíamos llegado a un punto donde los conflictos eran muy habituales, y algo ríspidos.

¿Porque te juntaste con ella entonces, si al final sabías que no iban a terminar bien? podría cuestionarme alguien, es que unirnos tampoco fue un error, nos juntamos enamorados uno del otro, llenos de ilusiones y expectativas, unirnos tampoco fue un error.

Entonces, si separarnos no fue un error, y unirnos tampoco ¿onde estuvo el error? la respuesta está en el medio de esos dos puntos, en las desvirtuaciones que hacemos en la pareja, yo a ella le di demasiado poder, era joven y no sabía que el hombre debe dominar psicológicamente la relación, o la relación se desvirtúa, que alguna parejas funcionan bien asi, pues será durante un tiempo, al final, la naturaleza impera y una mujer que no ve a un hombre fuerte se cansa y comienza a discutir, aunque no tenga la intención de abandonarlo, y un hombre que ve a su mujer más fuerte termina por frustrarse y desquitarse de otras formas, no lo digo yo, lo dicen los psicólogos.

Le permití imponerse, le di el poder de dejar aflorar su locura, esa que todas y todos tenemos,  no llevab las riendas y el carruaje terminó por desbocarse, aunque yo hubiera querido envejecer con ella. 

Hace una semana vi a un amigo discutiendo con su novia, en plena calle, a las puertas de su casa, claro una discusión no basta para que una pareja se separe, es algo que debería poder superarse, pero tambien, ahora me doy cuenta que es el simiente de futuras rencillas, hay una forma de evitar estos problemas, y es aceptando nuestra naturaleza y la de ellas (la de ustedes), y sabiendo que ya no estamos en la época de las cavernas ni en la época de nuestros abuelos, pero que la naturaleza sigue mandando, y que en esto, el hombre debe ser más fuerte psicológicamente que su compañera.
Exigencias que pueden parecer naturales, pero que en el fondo son posesión, intolerancia y falta de respeto

¿Que todas están locas? bueno si, pero es nuestra culpa, por no saber manejar las situaciónes, por no saber domar al caballo de a relación, por dejarlo desbocarse, por permitir que sus exigencias y sus inseguridades afloren y por alimentarlas, en lugar de apagarlas, por dejar de lado detalles que teníamos al principio, y en otros muchos casos, por vender al otro un producto maquillado, que no somos en realidad, y que poco a poco va dejando mostrar el cobre.

Ahora lo se, mostrarnos como somos desde el principio, no tolerar groserías del otro, ignorar los caprichos que en ellas afloran, como ignoraríamos el capricho de un niño malcriado, hablar duro y directo, defender nuestras ideas, y dejar de buscar la aprobación de ellas... al final, todo eso, aunque parezca contradictorio, y más aún a una que otra ultrafeminista, garantiza relaciones sanas en el futuro.

Saludos: Xiuhcoatl Navarro

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